Los políticos han vaciado de contenido la Ley de Dependencia
“Cuando nació Álvaro, dijimos: ¿por qué nos toca a nosotros?
Con el
paso del tiempo nos preguntamos: ¿por qué no nos va a tocar a nosotros?
Por último nos hacemos una pregunta todos los días: ¿qué haríamos sin
Álvaro? Se ha convertido en el centro de nuestras vidas”.
Habla Vicente
del Bosque, entrenador de la selección española de fútbol, de su hijo
con Síndrome de Down. Se refiere a ellos como “niños con capacidades
diferentes”.
Del Bosque se confiesa sentirse “un privilegiado” y, desde esa posición, ha puesto en marcha
organizaciones para personas con discapacidad y colabora en diversos
proyectos.
Pero además, propone que paguen más impuestos las personas
que más tienen para que las personas con discapacidad no queden
desprotegidas ante los recortes a programas para personas dependientes
en nombre de la “reducción del déficit”.
Los políticos han aprovechado
esas recetas ante la crisis para vaciar de contenido la Ley de
Dependencia, uno de los avances de los que más enorgullecía a muchos
españoles por su dimensión de justicia con las personas dependientes.
Sin apoyos a las familias
resulta imposible asumir compaginar el cuidado de las personas
dependientes y un trabajo para afrontar los costos de vida y los
cuidados especiales que muchos menores con discapacidad precisan.
Así lo recoge Naciones Unidas en su informe sobre el Estado de la Infancia 2013.
Este trabajo
alerta de la vulnerabilidad de niños que, como Álvaro, padecen algún
tipo de discapacidad mental, pero también física: deformaciones de
nacimiento, mutilaciones por minas anti-persona y, accidentes. Se
calcula que unas 93 millones de niños padecen algún tipo de
discapacidad.
La ONU profundiza en distintas propuestas para la mejora
de la vida de estas personas. Considera primordial que todos los países
ratifiquen y pongan en marcha la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad y la Convención sobre los Derechos del Niño,
pues sería una muestra de compromiso a niveles estatales hacia las
personas con discapacidad.
A partir de ahí, propone luchar contra la discriminación y mejorar la
concienciación sobre la discapacidad.
Juegan un papel fundamental los
medios de comunicación para llegar a la sociedad. Pero también hay que
alcanzar a los responsables de tomar decisiones y las personas que
proporcionan servicios esenciales para los niños y los adolescentes en
sectores como la salud, la educación y la protección.
En ese sentido
trabajan ya muchas organizaciones sociales que hacen, al mismo tiempo,
un trabajo de sensibilización y de incidencia política.
Se busca la eliminación de las barreras a la inclusión para que las
escuelas, los centros de salud, el transporte público y otros servicios
de la vida diaria. Facilitar este acceso contribuye al fin de la
estigmatización social, al reconocimiento de la dignidad de los niños
con discapacidad y a que participen, en la medida de sus posibilidades,
en una vida social más normalizada con otros menores de su entorno.
Uno de los principales problemas que han detectado distintos
investigadores es la institucionalización de los niños y niñas con
discapacidad.
Esto da pie a abusos físicos y mentales.
Naciones Unidas
propone una moratoria en las nuevas admisiones y apoyos basados en los
entornos sociales más cercanos: la familia y las pequeñas comunidades
juegan un papel fundamental en la creación de espacios propicios para el
respeto de los derechos de las personas con discapacidad y al fomento
del desarrollo de sus habilidades.
Del Bosque recordaba que las personas
con Síndrome de Down desarrollan habilidades y sensibilidades que muy
pocas personas “normales” tienen.
La mejora de la vida de los menores con discapacidad depende de su
participación y la de sus familias en el diseño de los apoyos y los
servicios que necesitan. Tienen mucho que aportar en la toma de
decisiones que les afectan no sólo como “beneficiarios”, sino también
como agentes en favor del cambio.
Como objetivo prioritario a corto plazo, Naciones Unidas plantea la
puesta en marcha de un programa de investigación global sobre la
discapacidad.
Unos datos fiables sobre los niños con discapacidad
permitirán orientar recursos a sus necesidades además de idear
políticas que permitan su inclusión y el disfrute de sus derechos que
les corresponden por ser personas.
Fuente : ellibrepensador.com
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