domingo, 28 de noviembre de 2010

CIUDADANO C.V. - LA LEY DE LA DEPENDENCIA NO ES UN JUEGO

La Ley de Depencia no es un juego

Después de mucho penar para obtener las ayudas de la Ley de Dependencia, la Conselleria de Bienestar Social mediante un decreto, se va a comprometer con los ciudadanos, a resolver los expedientes en un plazo máximo de seis meses.

Se va a acabar eso de ver cómo pasan los años sin que las ayudas lleguen y los expedientes van cogiendo polvo mientras la situación social y física del enfermo se va deteriorando. Eso es más o menos lo que se propone la consellera de Bienestar Social, Angélica Such.

Pero la procesión va por dentro. Y una vez más sospecho, a partir de mi experiencia personal, que estamos ante una operación donde lo que prima es la estadística por encima de las necesidades de los afectados. Pues a la hora de la verdad, las cosas se siguen haciendo con tan poco rigor que cabe poca esperanza de mejora.

Les cuento mi caso. Por segunda vez en menos de tres meses y cuando ya debería estar tramitándose el informe presentado ante la Conselleria, ha habido que repetir la evaluación del caso de mi hermana que es esquizofrénica con una incapacidad laboral absoluta y cuadro de drogodependencia.

Nadie ha sabido aclararnos los motivos de esta pérdida de tiempo en un trámite ya cumplimentado, pero lo cierto es que ya tenemos a la funcionaria con su ordenador y su cuestionario en nuestra casa y a la paciente contestando nuevamente esta mañana las preguntas que se le hicieron en su momento.

Mi hermana tiene 50 años, es fumadora compulsiva y aparte de alguna incursión en el mundo de las drogas que hemos conseguido que dejara con un esfuerzo titánico entre toda la familia, sobrelleva su salud sin grandes quebrantos. Vive sola, hace sus tareas mal que puede, o se las hacemos los demás robando tiempo a nuestros quehaceres.

Pero su problema, diagnosticado y en tratamiento hace más de 20 años, es que siente un miedo incurable y fobias que le generan constantes problemas. Y le impiden hacer una vida normal con momentos de autoabandono en el que imagina que la persiguen diablos o la acosan presencias extrañas, o que corre peligros por los cuales no sale de casa, o se desorienta o se pierde cuando se aventura a hacer una compra o realizar una gestión si va sola.

Depende de los demás en este permanente estado de sobrecogimiento y hermetismo en el que vive. Y precisa por sus circunstancias de una persona que la acompañe o atienda para que tome su medicación y no ingiera otras sustancias, la oriente en las principales tareas del día a día o avise a su familia o a los especialistas si se produce un brote de empeoramiento.

Éste es el cuadro. Claramente Psiquiátrico. Y no su capacidad de movimientos, que hoy por hoy no le impiden levantarse o acostarse, lavarse, o peinarse, que es sobre lo que le han preguntado en la entrevista a fin de valorar su situación esta mañana.

Así lo hemos hecho saber a la funcionaria encargada de elaborar el test, esperando que hubiera preguntas capaces de evaluar su cuadro mental y el grado de dependencia que ello conlleva. Pero la señora sin inmutarse, le ha preguntado si era capaz de hacerse una tortilla, lavarse la cabeza, cruzar una calle o tomar su medicación.

Cuando mi hermana bastante sobresaltada empezó a decir, mientras le leían el cuestionario, que el diablo le teñía de rojo las pastillas, (porque un día se le mojaron y se destiñeron), la buena señora con flema británica ni se dio por aludida.

Al mostrar nuestra extrañeza ante el hecho de que no incluyera esta sorprendente observación en el test, (definitiva por si sola para entender que los problemas de la enferma no son de tipo físico sino psiquicos), nos respondió la funcionaria que su cuestionario no incluía asuntos como ese... Que no había donde introducir ninguna observación al respecto. ¿Entonces que sentido tiene esta prueba, que se supone crucial para determinar su grado de dependencia?

La señora nos ha dejado sobre la mesa un número de teléfono y una dirección de Internet por si queremos ampliar la información. Y una gran sensación de desvalimiento y pérdida de tiempo. ¿Son estas las grandes mejoras que pretende introducir la Conselleria de Bienestar Social para aplicar y acelerar las prestaciones de la Ley de Dependencia?

A este paso se va a lograr la reducción de los tiempos de espera, no lo dudamos. Pero si los procedimientos son tan poco rigurosos y tan poco atinados como el que les narro, poco cabe esperar de este proceso. Más seriedad, por favor. Con la Ley de Dependencia no se juega.

Fuente : elmundo.es/blogs/elmundo/ciudadanovalencia

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