lunes, 2 de agosto de 2010

CANARIAS - "ME VOY DE LAS ISLAS PARA COBRAR LO QUE ME CORRESPONDE COMO DEPENDIENTE"

"Me voy de las Islas para cobrar lo que me corresponde como dependiente"

Javier y su familia aseguran estar hartos de los retrasos en el reconocimiento de situación de dependencia por parte de la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, por lo que han decidido emprender una nueva vida en Málaga, donde ya le han garantizado un aumento en la prestación económica.

Entre lágrimas de tristeza y rabia, pero también con la ilusión del que comienza una aventura, Javier llenaba las maletas con todas sus pertenencias el pasado fin de semana, ya que el lunes partió para Málaga. "No le recomiendo a nadie una situación como la mía porque es muy difícil tener que irse de la tierra en la que uno ha nacido, ha crecido y a la que quiere para poder tener lo que a uno le corresponde por ley", decía.

Un fatídico accidente de tráfico lesionó de forma irreparable la médula de este tinerfeño en 2005 y le convirtió en una persona dependiente. "Puedo hacer muy pocas cosas solo. Siempre necesito que mi mujer o mi hijo me ayuden para vestirme, para asearme,... para casi todo", explica.

Animado por sus familiares y dado que contaba con una minusvalía reconocida oficialmente del 84%, Javier solicitó que se le concediera una ayuda económica prevista por la Ley de Dependencia.

"Presenté la solicitud a comienzos de 2008. No fue fácil porque era mucho papeleo. Estuve esperando casi dos años para que finalmente me la dieran y mi sorpresa fue que era de 171 euros porque me consideraron de grado 2 y nivel 2 cuando lo cierto es que soy grado tres nivel uno. Es decir, que ellos deben entender que no tengo una discapacidad tan grave como la que realmente tengo", indica con resignación.

Claudia, la esposa de Javier, asegura que la noticia "fue un palo". "Él ha estado verdaderamente enfermo estos meses atrás. Hubo momentos en los que parecía que no iba a salir de esta porque tenía una infección gravísima por todo el cuerpo. Fue con esa circunstancia cuando nos llegó la resolución del Gobierno y, aunque teníamos claro que íbamos a reclamar, lo importante en aquel momento era que él se recuperase, así que cuando ya pudimos ir nos dijeron que se había pasado el plazo y que ya no hay nada que hacer".

"Bueno, es que no nos cogían ni el teléfono", interrumpe Javier. "Los que trabajan allí están tan atareados que no pueden atender a nadie y eso complica que las personas a las que se le presentan problemas, como es mi caso, podamos saber qué tenemos que hacer".

La discapacidad que sufre su marido y las dificultades para valerse por sí sólo hicieron que Claudia comenzara a tener dificultades en el trabajo y finalmente lo perdió, por lo que la economía familiar se basa exclusivamente en la pensión del cabeza de familia que no alcanza los 500 euros mensuales.

"A donde quiera que vamos nos ponen problemas y pegas, nunca soluciones o ayudas. Yo quiero trabajar o incluso formarme. Tiene que ser una actividad muy específica para mi situación pero puedo hacerlo, sin embargo me dan un curso al que para llegar tengo que coger tres guaguas que, por supuesto no están adaptadas y que además no me subvencionan. ¿Es esto lógico?", se pregunta.

Toda esta situación ha obligado a la familia a irse de Canarias. "Yo tengo familia en Málaga y en las últimas ocasiones que he ido para allá he preguntado en los Servicios Sociales y allí todo funciona de otra manera.

No sólo no tardan tanto en responder sino que me han dicho que a Javier le van a dar el reconocimiento como dependiente de primer nivel sin ningún problema porque reúne todos los requisitos", señala Claudia que, además, asegura que su marido tendrá menos problemas de movilidas. "Allí las calles son más transitables en silla de ruedas, los trenes están adaptados y funcionan a la perfección, así que Javier puede ser más autónomo y, quién sabe, incluso encontrar trabajo, así que son demasiadas cosas como para quedarnos aquí hundiéndonos cada vez más y más en vez de intentar cambiar las cosas".

El que parece no tener problema alguno con el cambio es el hijo adolescente de la pareja. "Me da pena dejar aquí a mis amigos, pero sé que allí voy a hacer otros nuevos y me han dicho que las playas son mucho mejores", concluye.

Fuente : eldia.es

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