El consumo irresponsable de los no vulnerables
Vicente Valero Sanchis ·
Allá por el lejano julio juntaba yo cuatro letras reflexionando sobre
el recibo de la luz.
Confesaba que mi casa es un nido de depredadores
eléctricos, chupando para:
el respirador, el aspirador de mocos, la
silla electrónica, la telealarma, las ayudas domóticas, el
imprescindible aire acondicionado para un enfermo respiratorio, el
nebulizador, el pulsímetro,… exquisiteces algunas de ellas de personas
con insuficiencia respiratoria, ventilodependientes.
En estos momentos estoy pendiente del sorteo de subidas de
precios.
He controlado la de la electricidad y parece que me va a tocar,
como a todo el mundo, una subidilla del 3%. Pero hay rumores de que
puedo ser agraciado con un premio mayor por tener en casa un consumo
superior a la media.
A cuadros me he quedado cuando al leer que el objetivo de la medida
es “establecer medidas que incentiven el consumo responsable de energía a
través de la introducción de una progresividad en los precios”.
Me ha
entrado un remordimiento de conciencia y una sensación de culpabilidad,
al ver que en casa nos encontramos por encima de la media y, por tanto,
hacemos un consumo irresponsable, que me va a llevar a una depresión y a
tener que ir al psiquiatra.
Es posible que tenga problemas de adicción
al consumo de electricidad.
La verdad es que, como cualquier cascao de pro, durante años he
intentado reducir el consumo eléctrico, por los efectos que deja en mi
cuenta corriente.
He mejorado el aislamiento de la vivienda, las
reposiciones de electrodomésticos me obligan a sesudos estudios sobre
los consumos de electricidad, la reposición de bombillas se hace con las
de más bajo consumo existentes en cada momento, he sacado un máster en
coordinación de encendido de aparatos que consumen electricidad.
Mi
amigo Pepe dice que con 4,4 kw de potencia es imposible que no me salten
los plomos cada dos por tres; pero yo ya le he explicado que: plancha,
encimera, nevera, televisión, aire acondicionado, lavadora son
incompatibles.
Si se guisa se apaga la televisión y está prohibido poner
la lavadora.
La plancha se ha convertido en un artículo de lujo, he
convencido a mi mujer que la camisa debajo del jersey no se ve y por
tanto no hace falta plancharla, lo mismo reza con la ropa de cama y
pienso seguir profundizando en el aislamiento de la plancha.
Me tranquilizó leer que el Ministro de la luz dijo eso de "todos los
consumidores vulnerables seguirán teniendo un tratamiento diferenciado
en cuanto a precio".
Y en esas estaba cuando mi amigo Pepe me dijo lo de
siempre, que yo era un bendito que me creía todo lo que decían los
políticos, y que lo de “vulnerables” era un eufemismo que escondía que
la exención solo afectaría a los clientes que tengan Bono Social, siendo
requisito el que tengan una potencia contratada de menos de 3 kw,
siendo: pensionista de pensión mínima mayor de 60 años, familia numerosa
o con todos los miembros en paro.
Vamos, que el tratamiento
diferenciado es que pagaré más.
Hace 6 años, el Ayuntamiento de Barcelona, hizo público el “Estudio
del agravio comparativo económico de las personas con discapacidad” en
el que se valoraba el sobreesfuerzo económico que soportamos los
cascaos.
En el mejor de los casos, persona sin necesidad de ayuda de
tercera persona, el sobreesfuerzo se valoraba en un 40 % y cuando se
precisaba ayuda la cosa se ponía en un 70%.
Pues con todo no somos los
vulnerables de los que habla el ministro de la luz.
Puestos a racionalizar el gasto público se me ocurre el cambiar los
vehículos del parque móvil de las administraciones públicas.
Para que
ese cambio no afecte al número de trabajadores se trataría de sustituir
solo los automóviles (la práctica totalidad construidos en el
extranjero, muchos de los cuales consumen por encima de los 10 litros
por kilómetro y de un precio exorbitado) por bicicletas con sidecar o de
estilo bicitaxi.
Con esta simple medida mantenemos los puestos de
trabajo de los conductores y trabajo a industrias nacionales punteras en
I+D+i en construcción de bicicletas, como Orbea; se ejemplifica por la
administración el consumo responsable de energía, disminuye la emisión
de gases contaminantes.
Lo cierto es que con:
el ortopediazo, el medicamentazo, la rebaja de
prestaciones de la LEPAP (ley de dependencia de la divina providencia),
el copagazo farmacéutico y de transporte sanitario,….
Ponerle ahora la
guinda de pagar más el consumo de las sillas de ruedas eléctricas,
respiradores y ayudas demóticas está haciendo que el ser cascao se
convierta en un lujo al alcance de muy pocos.
Algunos están pensando
dejárselo.
Fuente . oretania.es/el-consumo-irresponsable-de-los-no-vulnerables/
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