martes, 2 de marzo de 2010

CANTABRIA - EL 77,2% CUIDADORAS, LO ES PERMANENTEMENTE

El 77,2% de las mujeres cántabras cuidadoras de personas con dependencia realizan un cuidado permanente, según refleja el volumen 28 de la Colección de Estudios Sociales de la Fundación "la Caixa", que advierte de las carencias del sistema actual de atención a la dependencia.

Este estudio describe como en Cantabria las mujeres "cargan con el peso de la dependencia en Cantabria en un modelo que perpetúa el cuidado familiar".

El perfil del cuidador de persona dependiente es una mujer (83% de los casos), casada, con estudios primarios, sin ocupación remunerada y, en un 40%, hija del afectado. Además, en un 77,2% de los casos realiza un cuidado permanente.

En las últimas dos décadas, la edad media de las mujeres cuidadoras de personas dependientes se ha disparado hasta los 55 años.

La prestación de los servicios sociales destinados a personas mayores dependientes es insuficiente. Los índices de cobertura de servicios de atención a domicilio o residencias no llegan al 5%, y en los centros de día se sitúa en el 0,8%.

Más de la mitad de los familiares de personas dependientes adopta como salario las ayudas económicas derivadas de la Ley de la Dependencia, perpetuando el papel de la familia y de la mujer como cuidadora, en detrimento de la atención profesional, denuncia el informe.

DATOS NACIONAL

El porcentaje de personas con discapacidad en Cantabria llega al 7% de la población. En toda España se estima en 8,5%, 3,8 millones de personas.

Los mayores suponen un 18'5% de la población cántabra, y una tercera parte del colectivo necesita ayuda para desenvolverse en su vida diaria. En España los mayores dependientes son 2 millones de personas.

El estudio aboga por habilitar infraestructuras y servicios de apoyo profesional, que actualmente son deficitarios.

Esta situación coincide con la que se da en todo el país, donde las familias, y sobre todo las mujeres, siguen siendo el principal sostén de las personas dependientes en España (30%), como ocurre en Grecia o en Italia, y en contraposición con los Países Bajos o Dinamarca (4%).

En este sentido, España se caracteriza por la homogeneidad en el perfil del cuidador en todo el territorio nacional; mujer en un 83% de los casos, de 52 años de media (el 20% tiene más de 65 años y casi un tercio ha cumplido los 60), casada, con estudios primarios, sin ocupación remunerada y, en un 40%, hija del dependiente.

Además, en un 77,2% de los casos se trata de un cuidador permanente y en un 17% tiene a más dependientes, menores o mayores, bajo su responsabilidad, ejerciendo como multicuidador (Libro Blanco de la Dependencia, 2005).

Este perfil corresponde principalmente a la última generación de mujeres no activas, que en la actualidad representa el recurso principal con el que cuentan las familias de las nuevas generaciones trabajadoras (según diferentes fuentes, hasta un 40% de los abuelos cuida a sus nietos).

Sin embargo, esta alternativa es solo una solución provisional. Todo parece indicar que las primeras generaciones de mujeres trabajadoras no reproducirán este rol cuidador que este martes realiza la última generación de amas de casa.

En las últimas dos décadas, el número de mujeres amas de casa a tiempo completo se haya reducido casi a la mitad (del 43% al 23% de las mayores de 16 años), disminuyendo el número de cuidadores potenciales. Además, entre estas últimas, la media de edad se ha disparado y en el 49,3% (INE, 2009) de los casos supera los 55 años.

Cuando las mujeres no disponen del apoyo de las redes familiares, y se lo pueden permitir, la opción más común es contratar a una cuidadora. Predominan, en este sector, las mujeres inmigrantes extracomunitarias, habitualmente con unas condiciones salariales y laborales precarias. Como alternativa, la implantación del Sistema Nacional de Dependencia (SND) prevé la creación de 300.000 empleos con una adecuada profesionalización.

CARENCIAS DEL MODELO

La consolidación del cuidado familiar obedece a la escasez de recursos institucionales. La prestación de los servicios sociales destinados a personas mayores es insuficiente y varía según las comunidades autónomas.

Los índices de cobertura de servicios de atención a domicilio o residencias no llegan al 5%, y en los centros de día apenas se sitúa en el 0,8%. Además, a la falta de recursos para la atención se añade la tendencia tradicional al cuidado familiar.

Todo ello provoca que las ayudas económicas previstas en la Ley de Dependencia para las familias, que debían ser una excepción en caso de no dar abasto la red de servicios públicos, supongan actualmente el 51% de las prestaciones. Este hecho alerta de la perpetuación del papel de la familia y de la mujer como cuidadora en detrimento de la atención profesional.

Fuente : europapress.es

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