miércoles, 4 de noviembre de 2009

LA AYUDA A LOS DISCAPACITADOS SE ESCRIBE EN FEMENINO

Aunque la conciencia social frente a la discapacidad avanza cada día, siguen siendo las mujeres las que llevan sobre sus espaldas la carga de prestar los cuidados necesarios.

Según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia -la segunda que se realiza en una década-, publicada por el INE, revela que el 76,3% de las personas identificadas como cuidadoras son mujeres.

Una mujer de entre 45 y 64 es el perfil principal para esta tarea. Por cada hombre de hasta 64 años que realiza esta función hay cuatro féminas cuidadoras. Una tarea dura a la que se tienen que dedicar una media de ocho o más horas diarias, o incluso todo el día si se trata de personas con deficiencia mental.

De hecho, la mayoría de las personas que tienen que centrarse en el cuidado de un discapacitado tiene que modificar su vida y adaptarse a las necesidades de la persona a la que cuidan. Por ejemplo, un 63,7% de los cuidadores ha reducido su tiempo de ocio, mientras que para un 54,4% ha tenido consecuencias en su vida laboral o en su situación económica.

Lo cierto es que según refleja dicha sondeo, cerca de un 67% de los 3,8 millones de discapacitados que viven en España -un 8,5% de la población- recibe algún tipo de ayuda, bien técnica como sillas de ruedas, bastones, audífonos... o bien personal, donde la dependencia entre cuidador y cuidado es clave.

Aun así, nueve de cada diez personas con discapacidad afirma que tiene limitaciones y barreras de algún tipo en su vida cotidiana y el 31% de ellas reconoce "sentirse insatisfecho" con los cuidados personales que recibe para paliarlas

La discapacidad y la vida laboral
¿Ser discapacitado supone un impedimento para trabajar? Del total de 1,48 millones de discapacitados en edad de trabajar, un 41% recibe algún tipo de pensión, un 7,2% está desempleado frente al 28,3% que sí trabaja. Como sucede con el mercado laboral en general, el porcentaje de mujeres empleadas es casi diez veces inferior al de los hombres.

En total, en el año 2008 cuando se realizó la encuesta, 419.100 personas discapacitadas trabajaban en España. De todas ellas, el 42% tenía dificultades auditivas; el 32%, contaba con alguna discapacidad visual; el 11% presentaba problemas para interactuar y mantener relaciones personales y el 8% sufría limitaciones en el aprendizaje.

La dificultad para integrarse en el mercado laboral es palpable. De hecho, 711.700 personas tuvieron que dejar su trabajo a causa de su discapacidad y 600.000 de ellas pasaron a percibir una pensión. Otros 172.800 tarbajadores se fueron al paro sin percibir pensión alguna.

Pese a los intentos del Gobierno por facilitar la vida de discapacitados y cuidadores con la aprobación hace dos años de la Ley de Dependencia, lo cierto es que aun más de un millón de personas aseguran no percibir ningún tipo de ayuda.

De hecho, son ya un 74% de las personas con discapacidad -1,39 millones- las que afirman tener dificultades para las actividades básicas de la vida diaria. Limitaciones que empeoran a medida que aumenta la edad, pero que en el 80,5% de estos casos se superan gracias a la ayuda que reciben.

Otro de los datos más significativos de la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que afecta directamente al cumplimiento y al mayor desarrollo de Ley de Dependencia es la situación en los hogares donde vive una persona con algún tipo de discapacidad.

La discapacidad en el hogar
En un total de 3,3 millones de hogares españoles reside al menos una persona con discapacidad, lo que supone un 20% de los hogares españoles, mientras que en 608.000 de ellos la persona con discapacidad vive sola.

De la encuesta también se desprende que las personas discapacitadas no están solas y mantienen contacto regular con sus familiares. Así, de los 2,7 millones que tienen hijos, más del 90% los ven al menos un día por semana y sólo el 3,7%, una vez al mes.

El sondeo también pone de manifiesto la dificultad que encuentran para hacer nuevas amistades. De hecho, a dos de cada tres les resulta imposible dirigirse a personas de fuera de su entorno.

Fuente : el mundo.es

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