"Las barreras mentales son las más difíciles de erradicar"
El Comité de Entidades de Representantes de Personas con Discapacidad de Aragón (Cermi-Aragón) ha cumplido su primera década de vida. Para su presidente, Pedro Sánchez, la Ley de la Dependencia y la Ley aragonesa de Servicios Sociales han marcado un antes y un después en la vida de este movimiento ciudadano.
Cermi-Aragón representa el 95% de las organizaciones aragonesas de personas con discapacidad
Después de soplar diez velas, el Comité de Entidades de Representantes de Personas con Discapacidad de Aragón (Cermi-Aragón) hace balance de su primera década. El presidente de la organización, Pedro Sánchez, celebra los éxitos que han supuesto la Ley de la Dependencia y la Ley de Servicios Sociales en Aragón, avances coronados con la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad.
Pregunta.- Haciendo un difícil ejercicio de síntesis, ¿podría resumirme estos diez años de vida?
Respuesta.- Fundamentalmente nos hemos consolidado como plataforma de representación, defensa y acción de los hombres y mujeres con discapacidad de Aragón. Del Cermi cuelgan varias patas: la discapacidad física y orgánica, la discapacidad intelectual, la sensorial, parálisis cerebral y salud mental, esto es la práctica totalidad de las discapacidades. Representamos aproximadamente a un 95% de la discapacidad en Aragón. A través de comisiones de trabajo, los técnicos trabajan en asuntos concretos, recogemos las opiniones de todos, que trasladamos al organismo pertinente. Así que lo que hemos hecho en estos diez años ha sido consolidarnos como el interlocutor de la Administración. Esto se debe al trabajo de las entidades que forman el Cermi, que no deja de ser una plataforma política de coordinación de todas las entidades.
P.- ¿Cuáles han sido los principales problemas que han surgido en su labor como interlocutor con la Administración?
R.- Ha habido escollos, desde luego, pero también ha habido avances, como la Ley de Dependencia y la Ley de Servicios Sociales en Aragón, que ha sido un ejemplo de participación. Todo aquel que ha querido decir algo sobre los servicios sociales ha tenido la oportunidad, antes de su entrada en vigor. Ha habido avances como la Ley de Dependencia, que ha sido muy importante para la gente con discapacidad. Es una ley muy esperada y demandada por las personas con discapacidad y que obviamente reconoce derechos subjetivos de la ciudadanía. Ahora sí, no es caridad, ni clientelismo, sino derechos adquiridos por las personas con discapacidad. Realmente en Aragón no ha habido escollos muy difíciles que afrontar.
P.- ¿Cómo está siendo la aplicación de la Ley de la Dependencia en Aragón?
R.- En Aragón está siendo muy, muy buena. Estamos en unos de los niveles más altos de España. Somos aproximadamente los cuartos a nivel de desarrollo de la Ley de la Dependencia. Es una ley muy compleja, con un elevado coste y se va a tardar en ponerla al 100% mucho tiempo. En Aragón se ha avanzado mucho, insisto en que somos de las comunidades autónomas más avanzadas en este sentido y queda mucho por hacer, queda casi todo el desarrollo, porque es una ley compleja. Nosotros hubiéramos querido probablemente que la ley hubiera dependido de la Seguridad Social y esto no fue posible en su día. Pero, vamos, en Aragón no estamos mal.
P.- ¿Qué ventajas ha supuesto la reciente Ley de Servicios Sociales de la Comunidad aragonesa?
R.- Tiene muchas. También reconoce derechos subjetivos de ciudadanía. Va a complementar la Ley de la Dependencia en Aragón. Ahora nos encontramos en el desarrollo del catálogo, en el que estamos trabajando los técnicos del Cermi junto con la Administración y otras entidades vinculadas con la dependencia. Es una ley de nueva generación.
La organización es el principal interlocutor con la Administración de las personas con discapacidad
P.- ¿Cómo ha afectado la crisis a las personas con discapacidad?
R.- Está afectando mucho. Vamos a tener que apretarnos el cinturón, pero la responsabilidad de las entidades que conforman el Cermi va a hacer que aguantemos el tirón. Además, el Gobierno de Aragón ha hecho un esfuerzo importante para que se note menos la crisis en los servicios sociales y en las personas que más lo necesitan, tanto en inclusión como en dependencia. Por ello, algunos servicios se han visto resentidos, pero no en la cuantía en que creíamos al principio.
P.- Con unas tasas de desempleo tan elevadas en España, ¿se ha empeorado el problema de la integración laboral?
R.- Es una asignatura pendiente, aunque poco a poco se va avanzando. Las empresas con más de 50 trabajadores por ley están obligadas a contratar a un 2% de personas con discapacidad. Es muy complicado y nosotros lo entendemos, a pesar de que una persona con discapacidad trabajando, es una persona normalizada. Es difícil, pero se están haciendo cosas. En este sentido, la Administración está abriendo camino en la contratación de personas con discapacidad, pero en la empresa ordinaria es más complicado.
P.- ¿En estos diez años ha podido constatar un cambio de mentalidad en la sociedad con respecto a las personas con discapacidad?
R.- Se ha notado muchísimo. La normalización es absoluta. No me gusta la palabra integración, porque integrados estamos todos. La sociedad ha cambiado muchísimo. Ya no somos invisibles, somos visibles, se nos ve en la calle, en los órganos de representación, como a cualquier otro movimiento ciudadano.
P.- ¿Cuáles son las barreras arquitectónicas que se siguen encontrando las personas con discapacidad en pleno siglo XXI?
R.- El problema es que tenemos leyes muy avanzadas, pero que difícilmente se cumplen por falta de dotación económica adecuada para desarrollarla o simplemente porque no hay una voluntad política de hacerlo. Las barreras arquitectónicas se van eliminando poco a poco, pero también se sigue haciendo mal las cosas. Por ejemplo, la nueva línea de cercanías no deja de ser una barrera arquitectónica, pues está muy mal hecha. Estamos trabajando en tratar de hacerla accesible, pero no sólo para las personas con movilidad reducida, sino también para personas ciegas y sordas. Buscamos, en definitiva, facilitar la vida a los ciudadanos. Te pongo un ejemplo, en los autobuses, el cartel luminoso de anuncio de la parada debería ser más grande para que cualquiera pudiera verlo, no sólo una persona con discapacidad. Tenemos la deuda pendiente con el transporte. Sin embargo, estamos seguros de que el tranvía será accesible.
Zaragoza acogerá en mayo la Conferencia Europea sobre la Discapacidad
P.- En mayo Zaragoza acogerá la Conferencia Europea sobre la Discapacidad, ¿cómo la prepara Cermi-Aragón?
R.- El objetivo es debatir e impulsar la aplicación de la Convención de Naciones Unidas para las personas con discapacidad. También la promoción de políticas en la Unión Europea y en sus Estados miembros que garanticen el ejercicio de los derechos de la personas con discapacidad en igualdad de condiciones. El 19 de mayo se celebra la reunión informal de los ministros de Servicios Sociales en Zaragoza y el Cermi-Aragón colaborará en la organización.
P.- Acaba de hacer alusión a la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, ¿qué alcance real va a tener?
R.- Me alegro de que me hagas esa pregunta, porque es muy importante. La Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad es el primer tratado internacional de y para la discapacidad. Permite que una demanda histórica del movimiento de personas con discapacidad se sitúe de modo irreversible en la dimensión de los Derechos Humanos. La lucha contra la discriminación múltiple, la situación de la mujer con discapacidad, uno de los grupos más vulnerables de nuestro movimiento asociativo, y los problemas en el mundo rural, pues no es lo mismo ser discapacitado en una ciudad, que en un pueblo, son los principales problemas que siguen necesitando toda nuestra atención. España además ha sido uno de los primeros países en adherirse a la Convención.
P.- ¿La sociedad aragonesa tiene una deuda con las personas con discapacidad?
R.- Hombre, yo no diría deuda. Pero sí que pediría a la ciudadanía que se dé cuenta de que existimos. Como que, por ejemplo, no le moleste a la gente que una persona con movilidad reducida tarde un poquito más de tiempo en subirse al autobús. Siguen existiendo barreras no arquitectónicas, sino mentales, que son las más difíciles de erradicar. Sin embargo, hay una solidaridad importante y se ha avanzado mucho.
Fuente : aragondigital.es
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