domingo, 27 de junio de 2010

LLEVAR AL HOGAR FUNCIONES DEL HOSPITAL

El futuro sanitario pasa por llevar al hogar funciones del hospital

Los directivos del sector sanitario ven en la atención domiciliaria y en el uso responsable de los recursos médicos, la receta para hacer frente a una población cada vez más envejecida.


Se sabe desde hace 30 años, pero sigue siendo uno de los principales retos a los que se enfrenta el sistema sanitario. El progresivo envejecimiento de la población requerirá con total seguridad un cambio de modelo de los servicios médicos. Las necesidades de los usuarios de edad avanzada, que acaparan de hecho la demanda de servicios, no son las mismas que las del resto.

Gravitan fundamentalmente en torno a las enfermedades crónicas, mientras que la mayoría de centros están diseñados para tratar a enfermos agudos. Se impone, pues, un campo distinto de especialidades mayoritarias y un seguimiento más prolongado de los pacientes para monitorizar el desarrollo de las patologías.

Si a todo esto le sumamos que la gente cada vez vive más tiempo, resulta evidente que hay que repensar en profundidad qué tipo de sistema sanitario queremos.

Ése fue el punto de partida del debate desarrollado durante el encuentro sectorial organizado por CincoDías, en colaboración con KPMG, para analizar el impacto del paciente mayor en la asistencia y la gestión hospitalaria.

Los datos aportados por Javier San Miguel, director del área de Salud y Servicios Sociales de Advisory (KPMG), hablan por sí solos. Las proyecciones del INE prevén que para el año 2050 las personas mayores de 65 años supondrán en España más del 31% de la población, contra el 16% en el que se sitúan hoy. El incremento de actividad en los centros médicos será abrumador, teniendo en cuenta que se calcula que el 80% de las consultas de atención primaria y el 60% de los ingresos hospitalarios se enmarcan en dicha franja de edad.

Pero es que, además, viviremos más tiempo: los ciudadanos mayores de 80 años pasarán del 4,7% actual al 12%. Un dato muy a tener en cuenta, ya que, según un estudio de la consultora, las personas mayores consumen en sus últimos años de vida el 80% del cuidado sanitario que demandan a lo largo de toda su vida. En la actualidad se estima que la atención a los mayores acapara el 60% del gasto sanitario, una proporción que se quedará muy corta dentro de unos años.

"Hemos perdido la oportunidad de iniciar los cambios con la Ley de Dependencia porque se ha desarrollado su vertiente social y no la sanitaria", advierte Jordi Valls, director médico de la Fundación Instituto San José, OH. "En Madrid se ha tendido a replicar el modelo de hospital especializado en patologías agudas, cuando las necesidades de la población no pasan por ahí", añade.

Tampoco ha sido capaz España de desarrollar los llamados espacios sociosanitarios -la combinación de tratamientos sociales y médicos-, particularmente exitosos en EE UU y Canadá porque las necesidades de cuidados de los mayores suelen comprender ambos aspectos. "Se ven algunas iniciativas tímidas", indica Valls, "pero sólo Castilla-La Mancha y Extremadura concentran ambos servicios".

Eso no quiere decir que el sector no se esté enfrentando a la nueva realidad. Los cambios se empiezan a ver incluso en el hardware de los centros médicos. "Nosotros tenemos un potente servicio de geriatría, pero es que también hemos tenido que adaptar nuestras instalaciones: baños con puntos de apoyo, protecciones para las caídas en los pasillos, etcétera". Habla José Soto Bonel, director-gerente del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.

En opinión de Soto, el cambio de modelo debe organizarse en torno a "unidades de gestión colectiva" formadas por especialistas en patologías crónicas.

Las aseguradoras trasladan el foco en el trato a los pacientes. "Tenemos el deber de dar una atención excelente a nuestros clientes", señala Iñaki Peralta, director general de Sanitas Hospitales. "Intentamos reforzarlo con la hospitalización domiciliaria, que además de ser lo más cómodo para el usuario libera camas de nuestros centros". Aspecto éste en el que coinciden todos los modelos de prestación de servicios representados en el debate. Y para su correcto funcionamiento, añade Peralta, es fundamental que los clientes se involucren en el proceso, aprendiendo a desarrollar los cuidados que requieran su patología.

Ángel Caicoya, director médico de Adeslas Hospitales, añade en este sentido que es imprescindible "identificar a la población objetivo", y para ello es esencial que fluya correctamente la información de los historiales de los pacientes, algo que en su opinión no funciona en España como debiera.

Otro aspecto fundamental para el correcto desarrollo de respuestas sanitarias es asegurarse de que se le da un buen uso. "La mayoría de los pacientes mayores acude a los servicios de urgencias diciendo que tiene dolores, estreñimiento, ansiedad u otras molestias", asegura Caicoya. "Hay que evitar que acuda a los centros la gente que no debe hacerlo".

"La atención integral va a ser fundamental, y los costes en este capítulo serán mucho mayores que ahora", apunta Alberto de Rosa, director general de Ribera Salud. En este sentido, se deben modificar las estrategias organizativas: "Hay que ser más proactivos, generar hospitales de apoyo, conectar la sanidad y la residencia y reforzar la atención primaria".

Impacto económico

"El incremento del coste de los procesos en los hospitales de agudos no viene tanto asociado a la hospitalización y a la asistencia especializada a pacientes cada vez más viejos como a la asignación a los presupuestos de los centros de gastos sanitarios de impacto en la sociedad en su conjunto", sostiene Soto en representación del modelo público.

Así, la dispensación hospitalaria de medicamentos a pacientes ambulantes -los que proceden de las consultas externas del hospital o bien de los centros de salud del área- no suponen costes de los procesos hospitalarios.

En opinión de Peralta, los costes siguen siendo iguales en la parte de agudos: la financiación que llegaba a ese capítulo debe seguir entrando, con el añadido de que se necesita un extra. "Hacen falta más profesionales y recursos para el diagnóstico. La financiación de estos gastos está aún por resolver".

El doctor Valls, sin embargo, advierte de que "un aumento de los presupuestos de los hospitales no resolverá el problema, sino que lo cronificaría". "Lo que hay que hacer es potenciar actividades que hagan que la gente llegue a viejo más sanos que ahora", opina el directivo.

Estrategias de actuación

¿Cómo debe enfrentarse el sistema sanitario a un contexto como el que se acaba de retratar? En opinión de Soto, es imprescindible incidir sobre la dependencia. Ésta "redunda en más actividad económica, que debería revertir en los prestadores de servicios".

En este sentido, para el responsable del Hospital Clínico de Universitario San Carlos, se impone el modelo de financiación capitativo (asignación de recursos calculando en base a los individuos).

La potenciación de la hospitalización domiciliaria es un imperativo en el que todo el sector coincide. Como también lo es la formación de los cuidadores familiares, un elemento fundamental de la prevención porque en las sociedades mediterráneas soportan buena parte del peso de la prestación de los servicios.

Para Peralta, la medicina preventiva es fundamental, pero al mismo tiempo hay que tener en cuenta que "absorbe recursos y supone nuevos desafíos".

Pese a que falta mucho por hacer, todo cambio supone una oportunidad. "Tenemos que ser capaces de ver las ganancias que podría producir una reorganización general del sistema", subraya Valls. "Es necesario dotar de un mayor protagonismo a la atención primaria", que es la más necesitada por los mayores, y plantearse como objetivo que el paciente "pase el máximo tiempo posible en su casa".

Otra cuestión ampliamente subrayada por el sector es la proactividad que se le requiere a los prestatarios de servicios sanitarios en cualquiera de sus fórmulas. Y para ello "hay que apostar por la continuidad asistencial", sostiene el responsable de Ribera Salud. El ciudadano es el mismo en todos los centros, y su historial debe ser conocido y actualizado allí por donde pase.

No hay que olvidar, por último, que el fin del sistema es satisfacer a los ciudadanos. "Además de financiar la salud", continúa De Rosa, "el sistema debe asegurarse de que el ciudadano tenga un nivel de vida importante. Si se les pregunta a las personas mayores dicen no tenerlo, y por tanto debemos reflexionar sobre cómo cambiar eso".

Otra cuestión: todos los directivos coinciden en que la colaboración entre las fórmulas pública y privada es imprescindible para que el sistema salga adelante. Lo que no está resuelto, pues, es cuál debe ser la fórmula exacta para que la mezcla satisfaga a todos.

Fuente : cincodias.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario