Elena Díaz Presidenta de la Federación de Residencias y Servicios de Atención a los Mayores en Asturias
«Las personas dependientes están mejor en una residencia que en casa»
«La Administración regional ha realizado un esfuerzo impresionante en materia de dependencia»
«El geriátrico que se va a construir en Boal es muy necesario para la comarca»
Elena Díaz trabaja para que la calidad de vida de las personas con problemas sea cada vez mayor. Psicóloga clínica, es, desde hace cinco años, la directora de la residencia de Luarca, fundada en 1897. También es presidenta de la Federación Española de Residencias y Atención a Mayores. Está especializada en discapacidad y en atención a personas mayores.
-¿Cuáles son los retos de este amplio sector?
-No sé si son reales o soñados, pero lo ideal es que haya un espacio sociosanitario. Cada vez los ancianos son más longevos y cada vez atendemos más patologías y menos asociadas a la ancianidad. Las patologías antes no eran tan severas porque había menos esperanza de vida.
-¿Cómo se puede articular ese espacio sociosanitario en la atención a mayores?
-La residencia es de personas mayores, pero sus patologías han variado en el tiempo y ahora realizamos mucha asistencia sanitaria. Ese es uno de los motivos por los que nuestros mayores acuden a las residencias, porque necesitan una atención, que no es doméstica, sino especializada y está relacionada con la rama sanitaria. Normalmente son patologías crónicas y degenerativas y nosotros atendemos los síntomas y a veces nos vemos en la tesitura de que el límite entre lo social y lo sanitario está muy difuso, demasiado. Si existiera ese espacio sociosanitario, ofreceríamos mejor atención en base a una buena coordinación. Por eso surgen las plazas psicogeriátricas. Esto es sanidad.
-¿Se necesitan más medios?
-El esfuerzo de la Administración regional en materia de dependencia es impresionante. Partimos de que las necesidades siempre superan a los recursos. En estos tiempos de crisis que corren, la modernización y la actualización que ha hecho la Administración son increíbles. Si no hay parámetros de calidad, te relajas, y ellos nos recuerdan que tenemos que mejorar.
-¿Cuáles son los problemas de los mayores del mundo rural?
-La casuística rural y urbana es diferente. Tenemos muchas personas mayores que no tienen red social, es decir, no tienen familia ni amigos cerca y han vivido toda su vida en pueblos. Normalmente, al llegar a una residencia establecen una relación con los profesionales de paternalismo o de amistad y a veces eso dificulta la tarea del profesional. El profesional se implica mucho y esa implicación tiene una parte afectiva magnífica, pero también perjudicial para el trabajador porque se «quema». Eso no se observa tanto en la ciudad porque el residente tiene familia y amigos de toda la vida más cerca.
-¿Cómo valora la Ley de Dependencia?
-Es un proyecto ambicioso que se puso en marcha en un momento delicado. Es la herramienta para definir ese espacio sociosanitario del que hablaba antes, pero hay que dotarla económicamente. Realmente podría ser el cuarto pilar.
-¿No ha avanzado como se esperaba?
-La valoración de la dependencia es un proceso que está ralentizado. Pero la Ley de Dependencia está aprobada y es muy positiva. A las familias les ha aportado una rentabilidad económica importante. Ahora, cuando solicitan una residencia es porque el deterioro de la persona mayor en el domicilio es insostenible.
-¿Cómo condicionan los avances sociales en materia de mayores?
-La sociedad ha cambiado mucho. Lo normal es que los hijos y sus parejas trabajen y la persona mayor que vive con ellos suele estar sola durante mucho tiempo y, encima, en una casa que no es la suya, que es la de sus hijos. Yo creo que está mejor en una residencia porque tiene un ambiente social más enriquecedor. Además, desde el punto de vista profesional, la atención es mejor. Pero nosotros, por muy cariñosos que seamos, no conocemos al usuario de toda la vida ni tenemos lazos de sangre con él. Siempre hay un período de adaptación; las personas mayores y dependientes están mejor atendidas, sin duda, en una residencia.
-¿Cómo valora el esfuerzo de las familias?
-Es ímprobo. Las personas dependientes necesitan atención 24 horas al día. Para poder dársela, o tienes mucha ayuda o terminas enfermando. Una persona de 50 años, cuando cuida a otra de 80, probablemente esté limitando su vida emocional y laboral. De hecho, cuando buscan una residencia notamos que tienen un desvanecimiento emocional.
-Las residencias, antes y, sobre todo, en las zonas rurales, eran la última alternativa. ¿Está cambiando esta idea?
-Sí. Yo creo que este cambio forma parte de la modernidad, de una evolución social lógica. El futuro de todas las residencias es la calidad y esa calidad implica control y mejor atención. En un domicilio puede ocurrir que una persona que cuida a un dependiente diga: 'Esta tarde no levanto a papá porque estoy muy cansada'. Eso, en las residencias, no pasa.
-¿Será el de la tercera edad un sector estratégico en el futuro?
-En cuanto a residencias, ha habido un par de años de incertidumbre por las exigencias legales, pero es un sector que, sin duda, está en expansión.
-¿Es suficiente el número de plazas que se ofertan en el Occidente?
-Creo que sí. Ahora se va a construir un geriátrico en Boal, que es muy necesario para la comarca. Lo que no tenemos aquí es voluntariado y sí muchas necesidades de acompañamiento.
-En algunas residencias se cometen abusos.
-Son casos aislados, y más con los mecanismos de control que existen en la actualidad.
Perfil
La directora del hospital-asilo de Luarca es una persona familiar a la que le encanta pasar su tiempo libre cerca de los suyos. Es natural de Miranda de Ebro (Burgos), pero tiene su residencia en la capital de Valdés, de donde es su marido, desde hace 24 años. «Cuando me preguntan si soy asturiana, yo contesto: '¡Sí, de Luarca!'», asegura. Se suele pasar la mayor parte de los días laborales en la residencia, sobre todo desde que sus dos hijas se marcharon a estudiar a Madrid. La pequeña sigue sus pasos y estudia Psicología clínica. Elena Díaz es una mujer que ha estudiado a lo largo de su toda su vida. Empezó por esa licenciatura, pero continuó con Ciencias de la Educación y está especializada en atención a mayores y en discapacidad. En la actualidad, estudia Nutrición. Ve con buenos ojos el futuro del sector en el que trabaja y es una entusiasta de la calidad, imprescindible, a su juicio, en la atención a los mayores y dependientes.
Fuente : lne.es/occidente
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