martes, 28 de septiembre de 2010

GALICIA - MANTENERSE A FLOTE CUANDO SE CUIDA A UN SER QUERIDO

Mantenerse a flote cuando se cuida a un ser querido

Ayer comenzaron los cursos para que los asistentes familiares sepan cómo atender a las personas dependientes

Son 25 personas las que inauguraron ayer en Lugo -entre otros lugares- los cursos para cuidadores informales que la Administración ha puesto en marcha.

Era una gran promesa de la ley de dependencia y ha tomado forma en dos sesiones de cinco horas en las que se habla de cómo organizar el horario de la medicación, cómo mover al dependiente o qué hacer si tiene una crisis; pero no solo eso, también van a aprender a mantenerse a flote cuando se cuida de un ser querido que muchas veces ni te reconoce y por el que uno deja de tener vida propia.

La primera clase, mayoría absoluta de mujeres, se celebra en la residencia de ancianos A Milagrosa, de Lugo, y la imparte un médico y una enfermera. Mañana llegará el turno al psicólogo y al trabajador social.

Estos cursos están hechos con todo el cuidado por la rama gallega de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG) que ganó el concurso que Industria puso en marcha para la ocasión. José Carlos Quintas, jefe de medicina preventiva del Hospital Xeral Calde de Lugo, y Charo López, enfermera en el mismo centro, fueron los que dieron luz verde a este seminario, que se reproducirá por toda Galicia hasta el final del invierno. Enfrente, en pupitres colocados en forma de U , un diverso grupo de personas entre las que hay solo dos chicas jóvenes, muchas cuarentonas, algunas abuelas y dos abuelos.

Carlos Quintas se arranca hablar con seriedad y precisión, pero al ver que entre el público hay cierta tensión -para muchos es su primera clase en sabe Dios cuántos años- intenta un par de comentarios distendidos sin gran éxito inicial.

Arrancar el curso lleva casi una hora, entre repartir los manuales, explicar su contenido, colocar el powerpoint , repartir las fichas? poco a poco el ambiente se relaja y ante frases sueltas se oyen algunas risas, jóvenes casi siempre.

Y Carlos Quintas comienza a hablar. Lo hace con enorme cariño y respeto hacia los cuidadores y por primera vez para muchos, los convierte en protagonistas: «Aquí vamos a darles arneses para construir su propia vida al margen de ser cuidador», les dice. Y una vez y otra recuerda que «si no tenemos válvulas de escape, un entretenimiento cada día, sufriremos un deterioro personal que nos lleva a la depresión».

Las cabezas asienten. «El hecho de ser cuidador les está robando una parte de su vida» y, ante la seriedad general, puntualiza: «Aunque también sea muy gratificante». Suspiro de alivio.

Decisiones firmes

En estos primeros compases del curso, los cuidadores aprenden algunas cosas, como mantenerse firmes en sus decisiones «incluso ante otros familiares que vienen una semana al año de visita y no les parece bien lo que estamos haciendo», una frase respondida con sonrisas de íntima complacencia.

Una hora y media después de comenzar, los participantes ya son mucho más locuaces, unos se tapan a los otros -«pues el mío se empeña en comer una cosa y no puede ser nada más», se escucha?- y comienzan las dudas reales: «Mi padre dice que alguien le ha revuelto el armario», «dile que es un asunto muy interesante en el que podréis insistir después y llévatelo a lavarse la boca para que se olvide»; «cuando entro por la puerta mi abuelo dice ''aí ven o demo''», «pues respóndele ''un demo que che vai axudar a facer isto ou aquilo''»; «no quiere pasear», «es que no vale decir ''¿te parece que vayamos a pasear?'', hay que ser firmes y decir ''es la hora de pasear''».

La cosa se va animando y para cuando Charo pregunta quién de los presentes es cuidador porque no le ha quedado otro remedio la respuesta es ininteligible, y en medio se oye a una mujer joven: «Tengo un hijo con parálisis cerebral y aunque en la ley me correspondía un ayudante personal, no me lo han dado porque es menor. Qué voy hacer sino quedarme en casa y cuidarlo».

Quedan muchas horas de un curso que les dará una capacitación profesional para ejercer de cuidadores oficiales en el futuro, pero mientras, la de ayer no tiene precio como terapia de grupo.

Fuente : lavozdegalicia.es

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