jueves, 28 de octubre de 2010

HACIA ALLÁ VAMOS...

Hacia allá vamos


España superará a Japón como la sociedad más envejecida del mundo dentro de pocos años.

El gobierno español ha intentado garantizar los derechos de esa población con medidas como la Ley de Dependencia, considerada "el cuarto pilar del Estado de bienestar".

El resto descansa en las pensiones, la educación gratuita, universal y obligatoria, y la sanidad.

Algunos gobiernos regionales han escatimado recursos para hacer efectivos derechos de las personas dependientes, muchas de ellas mayores, con la excusa de la crisis económica y la falta de fondos.

Además, el gobierno propone retrasar la edad de la jubilación a 67 años de los 65 actuales. Se dedican grandes esfuerzos a garantizar la sostenibilidad económica del sistema de pensiones.

Sin embargo, algunas organizaciones de la sociedad civil y los mismos gobiernos se ocupan también de otros aspectos fundamentales del envejecimiento.

No se trata sólo de cubrir servicios médicos y de reducir los gastos en medicinas. Las sociedades industrializadas se han empeñado en añadir vida a los años con sus avances en el campo de la medicina, pero se han olvidado de llenar de contenido esos años que, muchas veces, van quedándose vacíos conforme se acerca el final.

El voluntariado social aporta ese plus humanidad en sociedades como la española.
El Ayuntamiento de Madrid realizó un estudio con personas mayores atendidas por voluntarios que trabajan para organizaciones de la sociedad civil.

La mayor parte de los ancianos encuestados tiene entre 70 y 84 años de edad, y el 90% son mujeres. De estas personas, el 88% viven solas por circunstancias sobrevenidas, como la viudedad. El resto lo hace por decisión propia.

Dos terceras partes de los ancianos encuestados llevan más de un año recibiendo visitas de voluntarios sociales. Estos "arañan" dos horas de su tiempo a la semana para acompañar a los mayores. Hablan con respeto y con ternura, pero sin paternalismos ni asistencialismos que puedan generar dependencias que podrían ser tan peligrosas para el anciano como para el voluntario social.

De ahí la importancia de la formación que las organizaciones ofrecen y exigen a sus voluntarios.

Después de la familia, las personas mayores señalaron que el segundo círculo social más importante para ellos lo componen los voluntarios que los visitan, por encima de los amigos y de los vecinos. La "modernización" del mundo pone cada vez más obstáculos entre las personas.

La despersonalización de la vida urbana desemboca en el abandono de personas mayores, un fenómeno que crece en las grandes ciudades de países obsesionadas en imitar el modelo de consumo de los países ricos.

La diferencia radica en el grado de protección social: los ancianos que viven en grandes ciudades de muchos países empobrecidos no tienen una cobertura que les garantice unas pensiones mínimas y beneficios por dependencias, como sucede en los Estados de bienestar de varios países ricos.

Por eso, la desestructuración de las "grandes" familias supondría un grave problema social para países emergentes como México.

El 60% de los ancianos encuestados en Madrid recibe una visita por semana como mínimo. Valoran tanto la compañía como la disponibilidad para hablar durante paseos, durante visitas al médico, para hacer la compra juntos o cualquier otra gestión que sirva como excusa. Muchos reconocen que no harían estas actividades sin la seguridad física y anímica que les aporta la presencia de una persona más joven, que está ahí porque quiere.

Los voluntarios sociales les aportan un importante apoyo emocional y la posibilidad de compartir tiempo y experiencias, según han manifestado los mayores. En muchos casos se habla de un nuevo sentido a la vida.

Los familiares han reconocido cómo, con el paso de las semanas, los ancianos que cuentan con el apoyo de voluntarios empiezan a arreglarse y a cuidarse más. Se recupera el sentido del vivir.

Pero además de la estimulación de la autoestima, la presencia de un voluntario social comprometido como referente supone para ellos un pilar de apoyo para que permanezcan en su hogar si así lo desean.

Distintas experiencias de voluntariado social en España, que aportan compañía y actividades diversas para un envejecimiento saludable, ayudan a recomponer un tejido social que precisa de la experiencia de los mayores y del reconocimiento por lo que aportan a la sociedad.

Carlos Miguélez Monroy
Periodista
ccs@solidarios.org.es

Fuente : mercuriomanta.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario