miércoles, 13 de octubre de 2010

ALBACETE - MAMÁ ADMINISTRACIÓN

Mamá administración

Más de setecientos profesionales de los Servicios Sociales trabajan para que ningún albaceteño se sienta desamparado.

En la provincia de Albacete hay un trabajador social por cada 4.400 habitantes, muy por encima de la media nacional .


EL DATO

725 profesionales de los Servicios Sociales en la provincia, entre trabajadores sociales, educadores, animadores, psicólogos, sociólogos o auxiliares de ayuda a domicilio.

«Si no tienes alojamiento, medios para comer y vestir ni familia o amigos, eres un excluido» .

De la noche a la mañana, la vida cambia y cualquiera se puede sentir desamparado. Una mujer mayor puede perder a su marido y convertirse en una viuda sin apenas recursos o una hija se puede encontrar con que su madre ha enfermado, víctima de un ictus, y carece de tiempo y medios para hacerse cargo de ella.

En casos tan cotidianos como estos la administración tiene el deber y muy pronto la obligación de no mirar para otro lado. Para ello, la provincia de Albacete cuenta con 725 profesionales de los Servicios Sociales y una ratio de un trabajador social por cada 4.400 habitantes, muy por encima de la media nacional, que es de uno por cada seis mil. Los centros sociales forman una red protectora por toda la provincia con el fin de tender una mano a quien la necesite.

Todo empezó con la democracia. Con la Constitución, los Servicios Sociales se concibieron como un sistema público de protección que pasó a depender de las autonomías en cuanto se aprobaron sus estatutos. Así, la primera ley regional al respecto data de 1986, pero la segunda ya está en proceso parlamentario, pendiente de debatirse en las Cortes.

Beneficencia

Ya no existen orfanatos, por ejemplo, pero eso no implica que la Iglesia y las asociaciones no sean importantes en una red tan minuciosamente hilada. Las asociaciones, las organizaciones no gubernamentales e, incluso, las empresas privadas son fundamentales tanto en la gestión de los centros como en la respuesta a una problemática concreta, solo que ahora trabajan con el respaldo del apoyo público.

Para la delegada provincial de Salud y Bienestar Social, Angelina Martínez, los Servicios Sociales son el cuarto pilar del Estado de Bienestar, junto con la educación, la salud y las pensiones, garantizan la protección social. La idea no es otra que, entre todos, «garantizar la autonomía personal e integración, que no haya exclusión». Para ello, la Administración cuenta también con más de setecientos profesionales y un catálogo tanto de prestaciones como de centros.

De esta manera, la viuda podrá recurrir al trabajador social del centro de su barrio para que valore si necesita un apoyo puntual, un complemento a su pensión o ayuda a domicilio para la tareas de la casa.

También valorará si está expuesta a la soledad, para lo que le ofrecerá un servicio de teleasistencia o le pondrá en contacto con un grupo de voluntarios. Si tiene problemas físicos, se le propondrá solicitar plaza en un centro de día. De la misma manera, a la hija cuya madre ha sufrido un ictus, el trabajador social le gestionará una estancia temporal en una residencia y aquellos puntos de la Ley de Dependencia de los que se pueda beneficiar.

En Castilla-La Mancha, los Servicios Sociales se organizan en zonas, con uno o varios municipios, y áreas o conjunto de zonas. Albacete, por ejemplo, cuenta con quince áreas y 32 zonas para atender a más de 400.000 habitantes.

Cada zona tiene uno o varios centros sociales con profesionales preparados tanto para dar una atención primaria como para derivar el caso a una atención más especializada si se trata, por ejemplo, de menores, grandes dependientes, inmigrantes o familias en situación de crisis. En Albacete capital, por su extensión y necesidades, hay seis centros. Los mayores son los de El Pilar, Carretas y El Ensanche.

Estos centros tienen que gestionar todo tipo de prestaciones. Una de sus funciones fundamentales es la de informar y orientar a quien acude a ellos, pero también hay que estudiar y valorar los casos, gestionar la ayuda a domicilio, la teleasistencia, el alojamiento temporal o la atención a la familia.

Y es que Servicios Sociales engloba todo, desde ayudar a una pareja que quiere adoptar hasta conseguir alojamiento a un menor en situación de desamparo, a un anciano, a un inmigrante o a un sin techo. Aquí se previene y se atiende la exclusión social, de ahí que se trabaje tanto con extranjeros como con ex reclusos. También se fomenta la participación social a través de programas de voluntariado.

Para alcanzar estos objetivos, la Administración cuenta con profesionales muy bien preparados y con centros de mayores y menores, de discapacitados, prestaciones económicas, ayudas de emergencia, pensiones o prestaciones tecnológicas. En este sentido, la nueva ley, a juicio de Martínez, tendrá dos grandes virtudes, se encargará de consolidar un sistema que ya lleva un cuarto de siglo funcionando y garantizará prestaciones y derechos.

Además, como en el caso del Sistema Público de Salud, cada ciudadano tendrá su propia historia social y una tarjeta, como la sanitaria, que le indique quién y dónde estará a su disposición cuando tenga un problema.

Este viernes, se reunirán más de un centenar de personas con la delegada para estudiar las ayudas técnicas que se incorporan ahora a la Ley de Dependencia, como la demanda de grúas, camas articuladas, sillones, andadores o muletas.

Martínez recordó que aquí nunca se deja de trabajar. Y es que cualquier persona tiene que tener cubiertas las cuatro necesidades básicas: alojamiento, ropa, comida y una red social. «Todos necesitamos una casa, una espacio, ya se llame residencia o albergue, pero también necesitamos medios económicos para comer y vestir y, sobre todo, familia, vecinos, amigos, una red social. Si no tienes esto, eres un excluido», subrayó.

Fuente : laverdad.es/albacete

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