Javier Gómez, presidente de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (AMADE): "La ley de dependencia podría crear una bolsa de trabajo increíble"
Javier Gómez acaba de asumir la presidencia de la patronal madrileña de residencias y centros de día. Encara el nuevo cargo con entusiasmo e ilusión, aunque lamenta la lantitud en la aplicación de la ley de dependencia. A su juicio, si esta funcionara de manera más rápida, ofrecería "una bolsa de trabajo increíble".
El pasado 10 de enero fue nombrado presidente de AMADE, ¿cómo afronta este nuevo cargo?
Muy bien. Lo resumo todo con una palabra: ilusión. Comenzamos una época en la que vamos a tratar de consolidar lo que han sido 20 años de asociación, además de reforzar nuestro compromiso con todas las áreas de atención a la dependencia.
¿Qué retos se propone para 2011?
Estamos más que nunca dispuestos a realizar un llamamiento asociativo. A integrar, mucho más de lo que han estado hasta ahora, a los asociados en la asociación. Si fomentamos eso, uniremos más aún a los agentes sociales. Consolidar, atraer, unir y sumar son los conceptos positivos de esta nueva época y nuestros objetivos prioritarios.
¿Cuántas empresas asociadas hay en este momento?
205 empresas, lo que supone el 80 por ciento del sector en Madrid. Incluye empresas de residencias, de 'teleasistencia', de ayuda a domicilio y de centros de día.
¿Cómo definiría su filosofía de trabajo?
Yo creo que el trabajo es la solución a los problemas hoy más que nunca. Y luego el trabajo en equipo, que es fundamental. En AMADE hay quince personas muy identificadas con su trabajo, grandes profesionales que cuentan con la juventud como punto fuerte, una fortaleza increíble y una ambición sana de trabajar para mejorar impresionante. Trabajo en equipo, esa es nuestra filosofía.
¿Cómo está el sector de las residencias y centros de día en la Comunidad de Madrid en comparación a otras regiones?
Comparar es un poco injusto porque las necesidades en las diferentes autonomías no son las mismas. Este pequeño desorden no lo generamos nosotros, lo genera seguramente una ley de dependencia que tiene una formulación complicada y que establece mecanismos más complejos aún. Esto ha generado una dispersión en la que comparar no es apropiado. De todas formas le tengo que decir que Madrid tiene, en general, tendencia al éxito. Históricamente Madrid es una región que está muy comprometida con el mayor. Yo soy madrileño y además muy orgulloso de serlo, y creo que una cosa que nos caracteriza es nuestra fe y amor por los mayores. A nivel residencial evidentemente la región lleva la calidad como enseña.
¿Esa calidad se corresponde con un suficiente número de centros?
Madrid goza de una infraestructura amplia que en el marco actual no se aprovecha al cien por cien a pesar de que cuenta con alguna de las mejores residencias que he visto en Europa. Yo no he visto nada diferente ni mejor en París o Berlín. Si además introducimos los centros de día le diré que Madrid tiene un modelo que no se conoce en ningún sitio, es un modelo en el que cada día se benefician más de 6.000 madrileños. Son modelos que proporcionan un 90 por ciento de satisfacción en los sondeos de calidad. De todas maneras yo nunca he sido ni seré conservador. Creo que todo es mejorable. Pero lo mejorable son los programas, yo en infraestructuras le pondría una nota alta.
¿Y en cuanto a la aplicación de la ley de dependencia?
Si queremos ser un país que de verdad un día pueda hablar de estado de bienestar debe de tener obligatoriamente bien desarrollada esa pata del banco. Lo digo desde la patronal y pensando en los políticos, porque es cuestionable que cuatro años después de aprobar una ley el desarrollo esté siendo tan lento y tan denso. La ley no alcanza solamente a dependientes, va mucho más allá. Si la ley se aplicara nos ofrecería una bolsa de trabajo increíble. Si lo vemos con una mirada un poco más funcional, vemos que el gasto a nivel clínico que soporta la Administración podría ser cinco veces inferior si la atención la diéramos nosotros. Es una ley que nos daba muchas posibilidades a nivel social, laboral y de ahorro. Es una pena que la aplicación esté siendo bastante lenta.
¿Qué proponen para su agilización?
Esa pregunta nos la hemos hecho muchas veces. Lo que necesitamos es establecer un mapa de necesidades en Madrid. Saber cuáles son las verdaderas necesidades. Para ello necesitamos la colaboración de todos los agentes sociales que intervienen en el día a día de la asistencia a mayores. Eso es necesario porque si no vamos dando pasos pero no establecemos una actuación horizontal y de futuro. Coordinación y colaboración, no hay otra.
¿Son buenas las relaciones con los departamentos de Familia y Asuntos Sociales de Comunidad y Ayuntamiento?
Si, sin duda alguna. Las relaciones se han ampliado y mejorado y la comunicación es fluida. Otra cosa es que todas nuestras demandas se cumplan pero claro, una cosa es pedir y otra dar. Las expectativas muchas veces se quedan en incertidumbres. Yo siempre destaco la relación tan estrecha que tenemos con la Dirección General del Mayor del Área de Familia y Asuntos Sociales del Ayuntamiento, pero también la Consejería ha ido en vanguardia actuando al favor del mayor y pensando en la empresa.
¿Son rentables las residencias y centros de día?
En este momento no. No digo que no haya que montarlos pero, si ahora mismo hay plazas vacantes en centros, habría que atender primero esas necesidades. Aprovechando lo que tenemos las empresas serían viables. Luego hay otras cuestiones como el precio. Los precios de las plazas residenciales hoy por hoy no son razonables para la calidad que se pretende dar. Ahora mismo una plaza residencial oscila entre los 1.600 y los 1.800 euros. En este momento se están premiando en los concursos públicos las bajadas económicas, lo que significa que el precio continúe barato y no se corresponda a la realidad. En los centros de día cada plaza está tasada en unos 1.000 euros, un precio razonable que nos permite trabajar y mirar al futuro con cierta esperanza. Trabajando con la Administración y pensando en un modelo para el mayor tenemos un sistema redondo. Empresa, trabajador, Administración y usuario. En este momento ni están contentas las empresas ni los trabajadores ni los usuarios y así se incurre en un peligro: menoscabar la calidad pretendida en nuestras plazas. Ahí ya sí que pondríamos el grito en el cielo porque estamos hablando de nuestros mayores, de nuestros propios padres.
¿Es usted optimista de cara al futuro?
Sí, siempre lo soy, pero ahora más que nunca. Soy optimista y además considero que estamos en un momento en el que ya ha llegado la hora de normalizar, de establecer el sistema, para desarrollar una ley que debería ser tan automática como la sanidad pública
Fuente : noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas
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